Vivimos
en un mundo que es cada vez más competitivo. Pareciera importar qué tan aptos
somos para un determinado puesto de trabajo, para estudiar en un instituto y
cuán estresados vivimos producto del “trabajo duro”. Nos estamos convirtiendo
cada vez más en autómatas. Pareciera que no le estamos dando la importancia que
merece el tiempo de ocio, que bastante que nos hace falta aprovecharlo.
Pero,
¿qué es el ocio? Basado en la información de la página web http://rferrari.wordpress.com/2008/02/27/percepcion-del-ocio-distintos-aportes-teoricos/,
en psicología social se define el ocio como aquella parte del tiempo
fuera de la jornada laboral, dedicado a actividades que no tienen relación con
el trabajo, tales como: el descanso, la recreación u otras concebidas
libremente por el sujeto. Si leemos la definición, observamos que este tiempo
no tiene nada que ver con el tiempo invertido en el trabajo. Se debe agregar
que tampoco tiene que ver con el tiempo que le dedicamos al estudio en nuestras
instituciones o en otros lugares. Es el tiempo libre. Es nuestro tiempo de
cultivarnos, de renovarnos, de relajarnos, en fin, de hacer aquello que no
podríamos hacer en espacios laborables, o que representen una carga pesada para
nosotros.
El ocio se entiende también como
todo comportamiento, algo que tiene lugar durante el tiempo libre y que no importa
tanto lo que se haga sino cómo se
haga. Es una manera de utilizar el
tiempo libre mediante una ocupación libremente elegida y realizada, cuyo mismo
desarrollo resulta satisfactorio o placentero para la persona.
Conociendo
esto, podríamos preguntarnos, ¿pasamos nuestro tiempo libre de manera sensata? Siguiendo
contenidos vistos en la página web antes mencionada, encontramos que se han
realizado estudios desde varias teorías y enfoques sobre este fenómeno. ¿Cuáles
son los resultados? Que para las personas en las sociedad contemporánea es más
difícil disfrutar del tiempo libre que del tiempo en el trabajo. Esto lo
observamos en personas que se enferman súbitamente durante el período
vacacional o que les genera estrés situaciones que se suponen que son de placer
como las fiestas, ver una película, ir al teatro, ir a un concierto y las
vacaciones. ¿Será que estamos mal preparados para estar ociosos?
La
mayoría de las personas que no saben utilizar de forma sensata su tiempo de
ocio, suelen perder la motivación y la concentración. Sus pensamientos
comienzan a errar y suelen desencadenar estados ansiosos al centrarse en
problemas no resueltos. Sus estrategias de evitación más frecuentes están en la
línea de buscar fuentes externas que reduzcan esos estados ansiosos: pasar
mucho tiempo frente a la computadora, a la televisión, videojuegos en exceso,
juegos de azar, relaciones sexuales ocasionales o consumo de drogas ilícitas o
lícitas.
Autores
como Dattilo y Kleber (1993), proponen un modelo donde hay una asociación entre
la autodeterminación y disfrute, que nos puede ayudar con nuestro tiempo de
ocio. La autodeterminación es actuar como agente causal en la propia vida para
decidir libremente lejos de interferencias externas.
Planificar
el tiempo libre es crear las circunstancias para el disfrute. La percepción de
libertad para elegir está incluida en la autodeterminación en el ocio. Autores
como Mihály Csikzentmihalyi –psicólogo húngaro- hablan del tiempo de ocio de
una manera que refleja un alto nivel de implicación psicológica. Una actividad
determinada genera disfrute cuando demanda una atención sostenida y produce una
respuesta afectiva de placer.
Esta
actividad reúne los elementos que señalan los autores antes mencionados
(Dattilo y Kleber, 1993; Csikszentmihalyi, 1990, 1997):
-Autodeterminación: Manifestada
en la capacidad de elegir
-Motivación intrínseca: Manifestada
en el interés, activación y relajación. La motivación intrínseca no depende de ningún nivel especial de
capacidad o habilidad. Por lo tanto cualquiera puede tener interés, activarse o
relajarse
-Percepción de un reto manejable: Manifestada
en la acción y la conciencia de movimiento. Esto genera el flow (en español, flujo) (Csikszentmihaly, 1990)
-Concentración: Prestamos una
atención plena y organizada cuando los objetivos son claros y hay un equilibrio
entre retos y habilidades.
-Disfrute: La actividad puede ser tan atractiva
que uno se concentra en ella hasta perder la idea del tiempo.
-Mejorías físicas, cognitivas, emocionales,
sociales.
Está
en nosotros, queridos lectores, buscar la forma en qué manejamos nuestro tiempo
de ocio. Dicho tiempo es tan preciado como el tiempo que no es de ocio. Esto es
así, porque el tiempo de ocio usado de manera sensata nos ayudará a desarrollar
todo nuestro potencial como seres humanos. Éxito.
Alessandro D’Amico.
Psicólogo.
@alessdamico