Hola a todos. He vuelto. Estuve ausente por problemas con el internet, mudanza, situación país, pero ya estoy de regreso para seguir compartiendo desde la ciencia psicológica.
En la última columna hablábamos del tiempo de ocio en nuestra vida. Habíamos
dicho que el ocio es aquella parte del tiempo fuera de la jornada laboral, dedicado a
actividades que no tienen relación con el trabajo, tales como: el descanso, la
recreación u otras concebidas libremente por la persona. También habíamos hablado
de elementos presentes en el ocio.
Desde hace muchos años muchos
organismos comerciales y no comerciales se han querido aprovechar del tiempo de
ocio de las personas, imponiéndole cosas a través de los medios de
comunicación.
Entonces podríamos decir que se tiene un concepto alienante del tiempo de
ocio, porque a esos organismos les interesa mantener a las personas fuera de
sí, trabajando para ellos. Les interesa que no experimenten, que no se pongan
creativos ni productivos para sí mismos, porque si no podrían actuar en contra
de los intereses de esos organismos. Esto es así porque uno de los fines de
aprovechar el tiempo de ocio es que él mismo contribuya a desarrollar la imaginación creativa y la
inteligencia crítica.
Es por eso que quizás no sabemos
cómo utilizar nuestro tiempo de ocio de manera sensata. ¿Por qué? Porque pareciera
que dejamos que los demás se ocupen de nuestro tiempo de ocio.
Desde
lo psicosocial, podríamos concordar con Caivano el contenido en la página web http://rferrari.wordpress.com/2008/02/27/percepcion-del-ocio-distintos-aportes-teoricos/, donde
menciona que el discurso
seductor del tiempo libre es un espejismo interesado, una zanahoria ideológica
para hacer salivar a algunos a costa de la destrucción de muchos. Es aquí donde
se engrana lo dicho anteriormente, donde son otros los que pareciera estarse
ocupando de nuestro tiempo de ocio.
Con
referencia a esto, me atrevo a afirmar que si a nosotros los seres humanos nos
dejaran gozar de manera sensata nuestro tiempo de ocio, seríamos productivos en
nuestros estudios y nuestro trabajo. El problema es que nos invaden en nuestro
tiempo de ocio.
Al respecto, concordamos con lo
afirmado por Peralta en el sitio web mencionado anteriormente, de
que el hecho de liberar el tiempo y generar el espacio para que la recreación
contribuya al perfeccionamiento del hombre, es un reto para éste. Pero
significa también un reclamo de la sociedad para que las estructuras
productivas y de distribución del ingreso garanticen tiempo y recursos
adicionales para el recreo del cuerpo, la mente y el espíritu y contemplen la
salida del mercado laboral como un problema que origina síntomas en todas las
áreas: físicos, psíquicos y sociales.
Hay que comprender también, que
nuestra calidad de vida se relaciona estrechamente con el ocio. La calidad de
vida que experimenta una persona hoy en día, en nuestra sociedad,
predominantemente urbana, está ligada al tiempo libre. Que estén relacionados
ambos elementos significa básicamente la sensación de libertad para elegir y de
motivación intrínseca. Esto es, a mayor aprovechamiento del tiempo libre de
forma sensata, mejor calidad de vida tendremos.
Por eso es que la importancia de
tener tiempo libre y ocuparlo en actividades que nos ayuden a crecer como
personas, tiene un carácter preventivo
de algunos de los males que aquejan a nuestra sociedad, tales como depresión, soledad,
aislamiento, alcoholismo, drogadicción,
cualquier enfermedad por sedentarismo, enfermedades crónicas, etc.
Como se menciona en
la definición de ocio en la página http://definicion.de/, es importante darle
sentido al ocio, por ejemplo a través de algún deporte, la lectura o la
realización de paseos. De lo contrario es probable que este tiempo libre se
transforme en aburrimiento.
Las exigencias del mundo actual
hacen que el ocio sea cada vez más infrecuente. Hoy en día es normal que un
trabajador consulte su correo electrónico laboral durante el fin de semana o
que un niño realice estudios complementarios al finalizar la jornada escolar.
Por eso, cuando las personas se encuentran con tiempo libre, muchas veces ni
siquiera saben en qué invertirlo.
Hay que tener en cuenta que lo que
algunas personas realizan de manera obligatoria para otros puede contribuir un
momento de ocio. Por ejemplo, el caso de cocinar. Algunas personas lo hacen por
obligación para alimentar a sus familias, mientras que otras cocinan por placer.
Otro ejemplo es leer. Puede ser una actividad que puede ser tanto recreativa
como obligatoria, según el caso.
Entonces, queridos lectores, es importante
que nos preguntemos lo siguiente: ¿Qué podemos hacer con nuestro tiempo de ocio
que contribuya con nuestro crecimiento sano? También es importante que
respondamos de manera honesta la pregunta. Eso nos ayudará a tener una mejor
perspectiva de nosotros mismos. Éxito.
Alessandro D’Amico.
Psicólogo Deportivo y Coach con experiencia en Psicodrama
@alessdamico