La semana pasada hablamos sobre la
cohesión como elemento que debe prevalecer para que un equipo sea exitoso. Se
mencionaron factores a tomar en cuenta en el trabajo psicológico que implica la
cohesión del equipo. A continuación se menciona un factor más, que no debe ser
ignorado: el entrenador como catalizador, tomando como referencia el libro
“Applying Sport Psychology” (en español “Aplicando la psicología del deporte”),
compilado por Jim Taylor y Gregory Wilson. De acuerdo con Vernacchia, McGuire y
Cook, el entrenador es el que define, moldea y provee la experiencia deportiva
a los miembros del equipo.
El
entrenador asume el rol de ingeniero ambiental del equipo diseñando y moldeando
el ambiente dentro del cual los atletas y el equipo viven, entrenan y compiten.
El entrenador determina qué va en el ambiente y qué es aceptable dentro de
dicho ambiente. La influencia del entrenador sobre el ambiente del equipo
incluye determinar y modelar los valores, las actitudes y conductas que son
aceptadas y fomentadas (por ejemplo apoyo mutuo, trabajo duro, comunicación)
así como también aquellas que no son aceptadas (por ejemplo, llegar tarde,
egoísmo, conflicto).
Con
esto, los entrenadores deben darse cuenta de que no pueden forzar un grupo de
atletas a convertirse en un equipo cohesionado. Los entrenadores no tienen
poder sobre cómo los atletas piensan, sienten, se comportan o interactúan los
unos con los otros. Las amenazas y los castigos pueden producir una adhesión
temporal a una ética de equipo. Pero, como todos sabemos, estamos en un país
donde muchos entrenadores abusan de amenazas y castigos. Esto puede hacer que
de manera consistente los miembros del equipo reaccionen con ira y rebeldía.
Viendo
que se carece del poder para forzar a los atletas a aceptar una cultura de
equipo, los entrenadores deben confiar en su habilidad para influir en sus
atletas y convencerlos del valor de convertirse en un equipo. Esta influencia
es lograda por lo que los entrenadores dicen, por cómo se comportan y su
calidad de las relaciones que construyen con los atletas. Este impacto es
complementado por la habilidad del entrenador de influir en otras personas
significativas que pueden influir en los atletas, por ejemplo, padres,
compañeros, amigos, conyugue, otros entrenadores, etc.
El
rol del entrenador involucra cuidar y guiar a los atletas para ver el valor de
crear un equipo cohesionado. Este rol requiere que los entrenadores se
comuniquen de manera directa, clara y consistente los valores, las actitudes, y
las conductas que son necesarias para construir un equipo unificado.
Por
último, el trabajo del entrenador es vender el equipo a cada uno de sus
miembros, de manera que cada uno de ellos sienta posesión y compromiso con el
equipo. Cuando esta conexión es establecida, los miembros del equipo pondrán
las necesidades del equipo por encima de las suyas y trabajaran juntos para
alcanzar las metas del equipo.
Habiendo
visto estas consideraciones, se hace un llamado a la reflexión. Compartir estas
líneas sobre la cohesión de equipo es para que conozcamos más sobre qué hay
detrás de esos equipos que vienen de menos a más, o de aquellos que se ven como
campeones a simple vista. Quizás las personas involucradas en el deporte se
animen con esto a prestar más atención a sus equipos y a comprender que el
trabajo psicológico en los deportes de equipo y en la vida misma si tiene su
fruto.
Estas ideas antes mencionadas, también funcionan con equipos no deportivos.
Alessandro D’Amico
@alessdamico