Cuando
se habla de materia de Derechos Humanos, debemos entender, que en los mismos se
encuentra el derecho a la vida y a la libertad. Particularmente nombro éstos, porque
existe un problema que aqueja a nuestra sociedad venezolana. Este problema es
la inseguridad ciudadana, que en lo que a mí concierne viola el derecho a la
vida y, sobre todo, el derecho a la libertad.
Esto tiene un impacto en las
personas a nivel individual y a nivel colectivo. La inseguridad social es un
problema que aqueja en nuestra vida cotidiana. No es nuevo. Tiene con nosotros
por lo menos unos 45 años. Se ha dejado arrastrar y arrastrar, es decir, se
sabe que el problema está, pero se ha naturalizado de tal forma, que pareciera
que nuestra forma de vida se estructura en base a la inseguridad que vive el
país.
Vivir en la inseguridad que
actualmente acontece a nivel nacional, es análogo a vivir en un estado
paranoico como los que se han vivido en las guerras. No veo ninguna diferencia.
El efecto en las personas es algo digno de analizar e intervenir, estamos en
estado de emergencia, porque la inseguridad no respeta ideología, credo, color,
cultura o clase social.
Cuando una persona ha sido víctima
–mejor dicho- afectada por la inseguridad, lo vive de manera impactante. Veamos
que ocurre durante la fechoría del afectado por parte del victimario y que
ocurre luego de la fechoría. Durante el acto, la persona afectada puede
arriesgarse a oponerse a la fechoría, corriendo el riesgo de morir en el
intento. Por otra parte, podría reaccionar tomando una actitud colaboradora,
con miedo manifestado a través de sudor, frío, sensación de puntada en el plexo
solar, o sentimiento de culpabilidad. Otra opción es que en el momento no se
exprese ninguno de estos elementos de miedo, sino más bien la persona colabora
sin percatarse de estos elementos.
Luego de que la fechoría se comete,
la persona suele sentir los elementos antes mencionados y comienza a sentir emociones
negativas como la rabia, la tristeza y la ira. Por lo general, los hombres
suelen reprimir los sentimientos generados luego de la experiencia, quizá por
normas sociales establecidas como el hecho de que el hombre es hombre y debe
seguir adelante “guapeando”. En cambio,
las mujeres buscan por lo general conversar al respecto con alguien de
confianza.
Luego de haber descrito brevemente
lo que ocurre en una situación de inseguridad ciudadana –que podría haber sido
descrita no sólo para una persona afectada, sino también para un grupo de
personas afectadas-podemos decir que esto puede generar trauma psicosocial. Si
nos recordamos de la definición de lo que es un trauma psicosocial, no es más
que una herida o vivencia que afecta de tal manera a la persona que la deja
marcada, es decir, que en ella deja un residuo permanente, lo cual ocurre en un
determinado contexto sociohistórico, y dicha herida depende de la peculiar
vivencia de cada individuo afectado, vivencia condicionada por su extracción
social, por su grado de participación en el conflicto así como otras
características. Se califica como trauma lo particular de una herida que una
experiencia difícil o excepcional (la muerte de un ser querido, una situación de particular
tensión o sufrimiento, algún hecho dolorosamente frustrante) deja en una
persona o en un colectivo o población.
Alessandro D’Amico
Psicólogo
@alessdamico