domingo, 10 de junio de 2018

Autopsicología: A PROPÓSITO DE LA DEPRESIÓN

Autopsicología: A PROPÓSITO DE LA DEPRESIÓN: A PROPÓSITO DE LA DEPRESIÓN Una mujer le pregunta a su amiga con apariencia de tristeza en su cara –Amiga, ¿qué te ocurre? La amiga le...

A PROPÓSITO DE LA DEPRESIÓN


A PROPÓSITO DE LA DEPRESIÓN
Una mujer le pregunta a su amiga con apariencia de tristeza en su cara –Amiga, ¿qué te ocurre?
La amiga le responde – Estoy deprimida.
¿Cuántas veces escuchamos esta expresión en la cotidianidad?
De acuerdo con Escobar Pachano en su obra “Miedo, depresión y autoestima” y mis propias experiencias, la depresión es un sentimiento de desdicha acompañado de diversas sensaciones que colocan a la persona en estado de desesperanza frente a una realidad aparentemente sin sentido.
           Todas las personas hemos pasado por momentos de tristeza, a veces por algún motivo concreto y otras veces porque sí. Por lo regular, la tristeza se debe a la pérdida de alguien o de algo, bien sea una persona querida, el amor, la posición social, el empleo, la autoestima, el dinero; en fin, son tantas las cosas que se pierden y que parecen arrastrarnos con ellas. Otras veces nos sentimos golpeados cuando nos traicionan, nos ofenden, nos acorralan, nos fallan y experimentamos un gran dolor. Estamos profundamente enojados, supuestamente con los demás, pero en el fondo, con nosotros mismos, que somos el blanco de la adversidad y los únicos responsables de nuestros sentimientos de frustración.

            Generalmente se siente depresión respecto a algo o a alguien. No se siente aislada. Muchas veces es parte de un duelo, es decir, de un sufrimiento por alguna pérdida.
            Siguiendo a Escobar Pachano, se deben tomar en cuenta señales de que puede existir la depresión en un individuo. Tales señales serían:
-Llanto frecuente.
-Anhedonida, es decir, incapacidad para experimentar placer.
-Aburrimiento permanente.
-Falta de interés por las cosas.
-Tristeza.
-Trastornos del sueño: Dificultad al comienzo del sueño o despertar antes de lo habitual y no lograr dormirse de nuevo.
-Inapetencia, es decir, falta de apetito.
-Quejas sobre la salud, especialmente problemas digestivos y respiratorios.
-Sensación de cansancio.
-Abandono en el arreglo personal.
-Cambio de actitud hacia la vida. Quizás el hecho más significativo es considerar la vida como una carga difícil de sobrellevar.
            Aun así, muchas personas por necesidad o por tener sentido de la responsabilidad, continúan desempeñando su trabajo.
           Detrás de todo esto suelen esconderse los sentimientos de culpa y de vergüenza que, por lo regular, se revelan en el trabajo psicoterapéutico.
          Todos los individuos viven expuestos a padecer de depresión. No obstante, hay grupos de personas donde se presenta la depresión con mayor frecuencia y ésta es generada en la personalidad, los conflictos interiores de la persona y en acontecimientos externos. Estas personas suelen estar más presentes de lo que imaginamos en nuestra cotidianidad. Siguiendo a Escobar Pachano en su obra “Miedo, depresión y autoestima” y mis propias experiencias, las personas sometidas a continuas presiones y aquellas que han contraído grandes responsabilidades son dichas personas.

            A su vez, pareciera que la depresión es más frecuente en mujeres que en hombres y que se da un índice mayor en el medio urbano que en el rural, donde existen menos factores de tensión.
            También es común la depresión entre personas que no tienen ocupación alguna, por ejemplo, desempleados, pensionados y muchas amas de casa, a quienes el tiempo les sobra y son conscientes de la cantidad de energía que podrían desplegar.
            No menos importancia tiene la depresión en los niños, niñas y adolescentes. Ellos también pueden sufrir de depresión cuando el trato que han recibido en su familia no les proporciona resortes emocionales adecuados para enfrentar los cambios de la vida.
            Cuando se produce un episodio depresivo leve, se sugiere identificar su origen, liberar el enojo o la culpa y elaborar los planes necesarios para rectificar el curso de los sentimientos y de los hechos.
            Pero cuando se trata de una depresión más profunda, suele mantenerse una actitud callada y defensiva, lo cual no es recomendable, porque toda la energía de la persona se repliega y se produce el mayor daño. Aquí lo más adecuado es la psicoterapia, en la cual la persona clarifica su problema y modifica rasgos negativos de su personalidad, siempre con la ayuda de un terapeuta. En algunos casos, se utilizan fármacos, pero siempre como un apoyo para que la psicoterapia cumpla su objetivo, porque los medicamentos por sí solos nunca combaten un trastorno de forma efectiva.
           Debido a que todos estamos expuestos a sufrir depresión, debemos estar preparados. Estaremos preparados cuando a medida que aprendamos a manejar nuestras emociones. Un pensamiento genera un sentimiento. Por eso es más importante es gobernar nuestros pensamientos que originan esos sentimientos, las ideas y los juicios que nos hemos formado acerca de nosotros mismos, de los demás y de la vida misma. Aunque en algún momento necesitemos de un terapeuta, depende de cada quien, en última instancia, su equilibrio personal.

            Es por esto que cuando observamos que la depresión aparece en nosotros, lo recomendable sería:
-Aclarar qué es lo que afecta realmente y ser sincero consigo mismo.
-Evaluar los hechos y concederle una justa dimensión.
-Pensar qué se puede hacer.
-No mantenerse fijo en un problema.
-No alimentar los sentimientos negativos.
-Hacer un entierro simbólico de las situaciones pasadas que hoy duelen.

Alessandro D’Amico

Psicólogo, Psicólogo Social, Psicólogo Deportivo, Psicodramatista, Coach PNL-Ontológico