A PROPÓSITO DE LA DEPRESIÓN
Una
mujer le pregunta a su amiga con apariencia de tristeza en su cara –Amiga, ¿qué
te ocurre?
La
amiga le responde – Estoy deprimida.
¿Cuántas
veces escuchamos esta expresión en la cotidianidad?
De
acuerdo con Escobar Pachano en su obra “Miedo, depresión y autoestima” y mis propias experiencias, la depresión es un sentimiento de desdicha
acompañado de diversas sensaciones que colocan a la persona en estado de
desesperanza frente a una realidad aparentemente sin sentido.
Todas las personas hemos pasado por
momentos de tristeza, a veces por algún motivo concreto y otras veces porque
sí. Por lo regular, la tristeza se debe a la pérdida de alguien o de algo, bien
sea una persona querida, el amor, la posición social, el empleo, la autoestima,
el dinero; en fin, son tantas las cosas que se pierden y que parecen
arrastrarnos con ellas. Otras veces nos sentimos golpeados cuando nos
traicionan, nos ofenden, nos acorralan, nos fallan y experimentamos un gran
dolor. Estamos profundamente enojados, supuestamente con los demás, pero en el
fondo, con nosotros mismos, que somos el blanco de la adversidad y los únicos
responsables de nuestros sentimientos de frustración.
Generalmente se siente depresión
respecto a algo o a alguien. No se siente aislada. Muchas veces es parte de un
duelo, es decir, de un sufrimiento por alguna pérdida.
Siguiendo a Escobar Pachano, se
deben tomar en cuenta señales de que puede existir la depresión en un
individuo. Tales señales serían:
-Llanto
frecuente.
-Anhedonida,
es decir, incapacidad para experimentar placer.
-Aburrimiento
permanente.
-Falta de
interés por las cosas.
-Tristeza.
-Trastornos
del sueño: Dificultad al comienzo del sueño o despertar antes de lo habitual y
no lograr dormirse de nuevo.
-Inapetencia,
es decir, falta de apetito.
-Quejas
sobre la salud, especialmente problemas digestivos y respiratorios.
-Sensación
de cansancio.
-Abandono
en el arreglo personal.
-Cambio de
actitud hacia la vida. Quizás el hecho más significativo es considerar la vida
como una carga difícil de sobrellevar.
Aun así, muchas personas por
necesidad o por tener sentido de la responsabilidad, continúan desempeñando su
trabajo.
Detrás de todo esto suelen esconderse
los sentimientos de culpa y de vergüenza que, por lo regular, se revelan en el
trabajo psicoterapéutico.
Todos los individuos viven expuestos
a padecer de depresión. No obstante, hay grupos de personas donde se presenta
la depresión con mayor frecuencia y ésta es generada en la personalidad, los
conflictos interiores de la persona y en acontecimientos externos. Estas
personas suelen estar más presentes de lo que imaginamos en nuestra
cotidianidad. Siguiendo a Escobar Pachano en su obra
“Miedo, depresión y autoestima” y mis propias experiencias, las personas
sometidas a continuas presiones y aquellas que han contraído grandes
responsabilidades son dichas personas.
A su vez, pareciera que la depresión
es más frecuente en mujeres que en hombres y que se da un índice mayor en el
medio urbano que en el rural, donde existen menos factores de tensión.
También es común la depresión entre
personas que no tienen ocupación alguna, por ejemplo, desempleados, pensionados
y muchas amas de casa, a quienes el tiempo les sobra y son conscientes de la
cantidad de energía que podrían desplegar.
No menos importancia tiene la
depresión en los niños, niñas y adolescentes. Ellos también pueden sufrir de
depresión cuando el trato que han recibido en su familia no les proporciona
resortes emocionales adecuados para enfrentar los cambios de la vida.
Cuando se produce un episodio
depresivo leve, se sugiere identificar su origen, liberar el enojo o la culpa y
elaborar los planes necesarios para rectificar el curso de los sentimientos y
de los hechos.
Pero cuando se trata de una
depresión más profunda, suele mantenerse una actitud callada y defensiva, lo
cual no es recomendable, porque toda la energía de la persona se repliega y se
produce el mayor daño. Aquí lo más adecuado es la psicoterapia, en la cual la
persona clarifica su problema y modifica rasgos negativos de su personalidad,
siempre con la ayuda de un terapeuta. En algunos casos, se utilizan fármacos,
pero siempre como un apoyo para que la psicoterapia cumpla su objetivo, porque
los medicamentos por sí solos nunca combaten un trastorno de forma efectiva.
Debido a que todos estamos expuestos
a sufrir depresión, debemos estar preparados. Estaremos preparados cuando a
medida que aprendamos a manejar nuestras emociones. Un pensamiento genera un
sentimiento. Por eso es más importante es gobernar nuestros pensamientos que
originan esos sentimientos, las ideas y los juicios que nos hemos formado
acerca de nosotros mismos, de los demás y de la vida misma. Aunque en algún
momento necesitemos de un terapeuta, depende de cada quien, en última instancia,
su equilibrio personal.
Es por esto que cuando observamos
que la depresión aparece en nosotros, lo recomendable sería:
-Aclarar
qué es lo que afecta realmente y ser sincero consigo mismo.
-Evaluar
los hechos y concederle una justa dimensión.
-Pensar qué
se puede hacer.
-No
mantenerse fijo en un problema.
-No
alimentar los sentimientos negativos.
-Hacer un
entierro simbólico de las situaciones pasadas que hoy duelen.
Alessandro D’Amico
Psicólogo, Psicólogo Social, Psicólogo Deportivo, Psicodramatista, Coach PNL-Ontológico
Buen día muy asertado mensaje en estos tiempos,demosle a la salud física una cuota de contribución en la mejora de estos síndromes. Sigue facilitando estos artículos, así contribuyes en la salud de la comunidad, saludos y abrazos
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