jueves, 16 de abril de 2015

VÍCTIMA: ¿OBSTÁCULO O FACILITACIÓN PARA LA AYUDA?

La palabra “víctima” es un constructo extraído de las ciencias jurídicas y criminalísticas para asignar dicha etiqueta a una persona que, literalmente sufre. Si buscamos la palabra en un diccionario de español común y corriente, se define a la víctima como una persona que sufre las consecuencias de una acción propia o de otros. Desde el punto de vista jurídico, la víctima es la persona que denuncia violaciones a sus derechos y reclama auxilio para lograr justicia postergada. Su lenguaje por lo general es emotivo y testimonial sobre los abusos vividos por ella y sus familiares. Al denunciar las acciones del mal sufrido, reflejan un pedido esperanzado de auxilio para reparar, hasta donde sea posible, esos efectos.

Desde el punto de vista psicológico es primordial entender las consecuencias que conlleva para una persona ocupar el lugar de víctima; la impotencia y el desamparo, que remite a un regreso a sus etapas infantiles. Los sobrevivientes de tortura han dado innumerables testimonios de este hecho. Además, el impacto subjetivo que tienen la perduración de la identidad de víctima en una persona, la condena a la presencia constante de la tragedia sufrida y del poder a sus victimarios.

Desde un enfoque psicosocial, se considera que las personas que han sufrido la violación de sus derechos deben ser vistas y consideradas como sujetos de su propia vida y como actores sociales, y no sólo como objetos de mal de sus violadores. No respetar ese derecho a ser consideradas como personas valiosas por sí mismas antes que víctimas, durante el largo tiempo que dura el proceso y por parte de las personas que están ahí para defender sus derechos, podría generar una revictimización. Catalogar a alguien con la etiqueta de “víctima” abre la posibilidad de que la persona perciba que se daña su identidad como un todo. Se debe considerar que estas personas han sostenido un prolongado proceso de búsqueda de justicia que requiere valor, resistencia y fuerza interna para luchar contra las adversidades. Si al llegar a la última fase de su lucha es reiteradamente nombrada como “la víctima”, corre el riesgo de sentir que su proceso interno es descalificado y toda su persona reducida a un evento sumamente doloroso y fuera de su control.

A todo esto, pareciera que esta palabra es muy peyorativa, porque hace ver que la persona que es etiquetada de tal forma es pasiva, sin responsabilidades y minusválida. Pero también la palabra hace referencia a las consecuencias que otro ha causado sobre la persona llamada “víctima”. A su vez, esta palabra se utiliza para distinguirla de “victimario”, que es quien comete la agresión hacia la víctima. Debatir el uso del término víctima es importante, debido a que nos ayuda a ampliar nuestros conocimientos sobre el significado de las palabras; también porque su uso ha estado vinculado siempre con la defensa de las personas que sufren alguna agresión hacia su ser y es necesario saber los significados de la palabra para poder tener herramientas para trabajar con “afectados” (yo prefiero llamarlos afectados, en vez de víctimas), con el fin de brindar ayuda, tanto psicosocial como jurídica, porque ambas van de la mano.

Al respecto, considero que la victimología podría tener un gran aporte. La victimología es el estudio de las personas que son víctimas de crímenes y otras acciones que causan sufrimiento; a su vez estudiando hechos de victimización, entre los cuales se incluyen las circunstancias de los casos de homicidio, robo, violación, secuestro, entre otros; así como también estudiando cómo las agencias o los aparatos del Estado responden en casos de victimización, cómo ayudan a que la víctima se recupere física y emocionalmente.


Por último, quiero agregar que un debate del término “víctima” es necesario porque en dicho debate debe estar incluido el estudio de la victimología, agregándole que también en el mismo se podría estar discutiendo sobre una consecuencia que deriva del término “víctima”, que sería “victimismo”. Este término se define como un neologismo de connotación peyorativa que describe la postura de quienes convierten su condición real o aparente de víctimas en la de damnificados profesionales con el fin de obtener ventajas exorbitantes o sustraerse a sus obligaciones ciudadanas.
Alessandro D’Amico
Psicólogo
@alessdamico

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