Muchas veces nos
encontramos en situaciones de la vida donde nos provoca rendirnos. Se presentan
situaciones donde sentimos que no hemos triunfado sino fracasados. Muchas veces,
nosotros los seres humanos, pensamos que si fracasamos no somos nadie,
porque las personas no toman en cuenta a
los que fracasan. Pero, resulta que las cosas a veces no son lo que parecen.
Vivir el fracaso puede convertirse en una experiencia de recuperación
increíble. Basándome en experiencias laborales, académicas y personales,
escribo el tema la columna de hoy. A su vez, me baso en el texto de Walter
Dresel “Toma un café contigo mismo”, que habla con mucha experticia del tema.
Hay que entender que siempre habrá
probabilidad de fracasar o de no fracasar mientras vivamos. Concuerdo con que
el fracaso nos torna más humildes, más reflexivos y más permeables a escuchar a
quienes tienen más sabiduría que nosotros. Algunas veces eso no pasa de forma
inmediata con algunas personas, pero siempre la mayoría termina aprendiendo de
las personas con más sabidurías.
A todas estas, ¿qué es el fracaso?
Dresel menciona que el fracaso es un suceso que templa el alma y el espíritu, y
nos va fortaleciendo para ayudarnos a enfrentar nuevamente la vida, con un aire
renovador que nos estimule a lograr nuestros objetivos.
Generalmente,
cuando existe un fracaso, emitimos un juicio de valor sobre el hecho. No
solemos evaluar objetivamente la situación. Es necesario establecer una
diferencia clara entre la situación tal cual es y el juicio de valor. Dresel
menciona que existen los fracasos explícitos visibles que cualquier persona
puede apreciar y que representan consecuencias lógicas de situaciones a las que
nos vemos sometidos en el libre juego de la vida. Perder un trabajo o no poder
alcanzar las metas que nos hemos propuesto son escenas que estarían enmarcadas
dentro de este concepto.
Pero, por otro lado existen los
fracasos que no se ven desde el exterior, sino que se viven en el interior
mismo de cada uno de nosotros y que reflejan su profunda decepción respecto de
lo que nos está tocando vivir. Sea cual
sea el fracaso, todas las formas del mismo representan un sentimiento de
pérdida. El fracaso vulnera severamente nuestra autoestima, pues rápidamente
confundimos el hecho en sí mismo con nuestra capacidad de respuesta y con
nuestros merecimientos, referentes al derecho al bienestar y a vivir de acuerdo
con nuestros principios. Es importante que en los duros momentos que nos tocan
vivir extraigamos de ellos una enseñanza que nos haga crecer y madurar. Para
esto es necesario desarrollar la tolerancia a la frustración. Tolerar la
frustración significa ante todo que somos humanos y que, por lo tanto, podemos
ganar o perder. Pero eso no necesariamente debe afectar nuestra autoestima, que
es nuestro patrimonio más importante. No es necesario vivir obsesionados por la
creencia de que si no logramos siempre el primer lugar somos indignos de
nosotros mismos.
Como dice Dresel, esto no significa
que cuando las cosas no salen como nosotros deseamos debemos darnos otra
oportunidad, confiando en nuestra capacidad para superarnos, y aprender a
aceptar que no siempre podemos dar cumplimiento a lo que aspiramos. Esto es así
porque a veces se interponen circunstancias que no pueden ser manejadas por
nuestra voluntad.
Aunque nos duela, los fracasos
tienen su importancia. Nos ayudan a conocernos como individuos. Conocernos
realmente como individuos y corregir los errores que hayamos cometido,
intentando de nuevo las cosas con un pensamiento fresco y con alegría vivir, es
lo que nos ayuda a superar el fracaso.
¿Por qué los fracasos tienen su
importancia? Como menciona Dresel, tienen
su importancia porque nos demuestran a nosotros mismos que sobreviviremos a la
furia de los vientos huracanados en nuestro interior y que hemos de emerger de
estos fortalecidos. También son importantes para enfrentar las inevitables
situaciones a las que la vida nos ha de exponer en un futuro cercano o lejano. El
fracaso nos obliga a reflexionar sobre las opciones que tenemos cuando
analizamos nuestro futuro. La manera en que cada uno de nosotros, como seres
humanos, valore los acontecimientos va a definir en el futuro cuál va a ser
nuestro manejo de la situación. Es importante tener en claro que no son los
hechos en sí mismos lo que más importa, sino en qué momento nos suceden, y cómo
estamos equipados espiritualmente para enfrentarlos del modo adecuado, como
diría Dresel.
Finalizo cito casos famosos: 1) Albert
Einstein fue una persona que cuando era joven sus superiores le decían que no
tendría éxito en la ciencia, ya que lo diagnosticaron con retardo mental; 2) A
John Lennon le dijeron que no triunfaría cantando con su guitarra; 3) A Michael
Jordan no lo aceptaron en su primer equipo de baloncesto por supuestamente
tener una baja estatura.
Albert Einstein |
John Lennon |
Michael Jordan |
¿Qué tienen en común estos tres casos? Que lograron el
éxito, gracias a que se fortalecieron en el fracaso. Si ellos pudieron, todos
nosotros podemos. Éxito.
Alessandro D’Amico
Psicólogo y Coach con formación en Psicodrama
@alessdamico
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