miércoles, 29 de julio de 2015

¿POR QUÉ LE TENEMOS MIEDO A LO DESCONOCIDO?

            Pareciera que lo conocido es lo mejor, según algunas personas. El miedo a lo desconocido es una situación presente en nuestra vida cotidiana. Se puede observar en frases como “Mejor malo conocido que bueno por conocer”, donde se evidencia dicho miedo. Basándonos en el texto de Wayne Dyer “Tus zonas erróneas”, tratamos el tema de hoy. De acuerdo con este autor, a nosotros nos educan desde pequeños para que seamos cautelosos, estimulando la prudencia y la precaución a expensas de la curiosidad; la seguridad a expensas de la aventura. Frases como “Evita lo dudoso”, “Permanece en las áreas que conoces”, “No te aventures jamás en lo desconocido” pueden convertirse en barreras psicológicas que entorpecen de muchas formas diferentes la realización personal y la felicidad en el momento presente.

            Muchísimas personas asocian lo desconocido con el peligro. Piensan que el propósito de la vida es ir siempre a lo seguro y que deben saber siempre a dónde van.
            Según Dyer, a lo largo de la vida, escuchamos los mensajes culturales de la seguridad. Empiezan en la familia y luego los educadores los refuerzan. El niño aprende a evitar todo lo que sea experimentación y la sociedad le apoya en todo lo que pueda hacer para evitar lo desconocido. Se pululan mensajes como “No te pierdas”, “Conoce las respuestas apropiadas”, “Quédate con la gente como tú”, etc.
            Una vez comprendido esto, es necesario internalizar que toda la gama de experiencia humana es nuestra y podemos disfrutarla si decidimos aventurarnos en territorios que no nos ofrecen garantías. Veamos a las personas que son consideradas como genios y que fueron espectacularmente eficientes y positivas durante su vida. Ellos fueron pioneros que se aventuraron en nuevos e inciertos territorios. Eran personas como nosotros, apartadas de los demás sólo porque estaban dispuestas a atravesar áreas donde los demás no se atrevían a poner pie. Tenemos la opción de poder mirarnos a nosotros mismos con ojos nuevos y abrirnos a nuevas experiencias que nunca llegamos a pensar que podrían estar dentro de nuestras posibilidades como seres humanos.
          De acuerdo con Dyer, el abrirnos a nuevas experiencias implica abandonar totalmente la noción de que es mejor tolerar lo que nos es familiar que trabajar para cambiarlo porque el cambio está cargado de inseguridades. De hecho tenemos mejores posibilidades de evitar colapsos psicológicos si eliminamos la rutina cotidiana de nuestra vida.
            La resistencia a probar nuevas experiencias, la rigidez, los prejuicios, el miedo al fracaso y el perfeccionismo son subtítulos normales en esto que llamamos el miedo a lo desconocido. Pero, lo curioso es que lo conocido es el lugar donde se produce el crecimiento. Tanto para la civilización como para el individuo.

            ¿Qué podemos hacer para enfrentarnos con lo desconocido y lograr comprenderlo de forma sana? Concordando con Dyer, podemos:
-Hacer un esfuerzo por probar cosas nuevas, aunque sintamos la tentación de quedarte con lo conocido.
-Intentar entablar relaciones con personas que tengan puntos de vista distintos a los nuestros.
-No necesitar tener un motivo o razón para hacer todo lo que hacemos. Podemos hacer lo que hemos decidido hacer simplemente porque así lo deseamos.
-Arriesgarnos a hacer cosas que nos saquen de la rutina.
-Correr algún riesgo que puede implicar una tormenta emocional pero que también puede significar una experiencia intensamente gratificante para nosotros.
-Dirigirnos a nosotros mismos la siguiente pregunta, cada que nos demos cuenta de que estás evitando lo desconocido: “¿Qué es lo peor que me puede pasar?”. Probablemente veremos que el miedo a lo desconocido es completamente desproporcionado con la realidad de las consecuencias.
-Hacer cosas que antes evitábamos por encontrarlas tontas o que siempre hemos rechazado con la frase “Simplemente yo no valgo para esto”.
-No prestarle atención al “qué dirán”. Consideremos que nuestras capacidades para realizar algo no son ni mejores ni peores, sino simplemente diferentes a las de los demás.
- Considerar que lo opuesto al crecimiento es la igualdad o monotonía y la muerte. Así pues, si queremos, podemos tomar la decisión de vivir cada día de una manera diferente siendo espontáneos y vitales, o podemos temer a lo desconocido y permanecer igual, siendo los mismos de siempre, psicológicamente muertos.
La vida es una sola. Aprovechémosla al máximo. Éxito.
Alessandro D’Amico.
Psicólogo y Coach con formación en Psicodrama

@alessdamico

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