domingo, 18 de octubre de 2015

¿QUÉ ES Y PARA QUÉ NOS SIRVE EL ORGULLO? (II)

  De acuerdo con el portal web http://psicologia-malenalede.blogspot.com/2009/05/el-orgulloso.html, un ser orgulloso es aquel que tiene un alto concepto de sí mismo y confía en todo lo que hace porque tiene la certeza de que puede hacer todo bien y que no hay nadie mejor que él.
Sentirse orgulloso de sí mismo por algo que se hizo bien es saludable, siempre y cuando ese orgullo no se transforme en soberbia y esa persona se crea que es un Dios que nunca se equivoca y que el resto de la gente es pura basura.
Tener confianza en sí mismo es positivo pero tenerla en exceso puede limitar al Ser Humano a llegar hasta ahí y no intentar nada nuevo. Es allí donde la persona se vuelve soberbia.
La persona soberbia no escucha. Siempre habla ella y minimiza el aporte de los demás. Es la que pasa primero, habla primero, se ubica primero tratando de hacerse ver y decir lo que tiene que decir porque cree que es lo mejor.


           La persona soberbia se siente imprescindible y no confía en nadie más que en ella misma. Es el que tiene la familia perfecta, los hijos perfectos, la mejor casa, el que eligió el mejor auto, la mejor mujer, y el que tiene el mejor trabajo y el sueldo más alto.
La persona soberbia no acepta el aporte de los demás, descarta cualquier sugerencia sólo porque no se le ocurrió a ella.
Ese exceso de orgullo que no permite que analice lo que hace ni que pueda optimizar su acción, lo lleva a estancarse y a no evolucionar.
Es importante poner el esfuerzo para conseguir la excelencia, porque la búsqueda de la perfección es para los mediocres que tienen todas las respuestas y se quedan en los detalles.
La persona soberbia se aferra a una postura y la defiende a muerte, sin márgenes para el error o las correcciones. Es el sabelotodo que se adhiere a utopías ya hechas para no adjudicarse a si mismo sus fracasos y es el que se identifica con todo lo que tiene.
Porque la persona soberbia vive pendiente de las apariencias y necesita estar primera, sentirse que ocupa el primer lugar, y que tiene lo que hay que tener para pertenecer a la clase que justifica plenamente su orgullo.

Es mejor detectar esta falla de la personalidad a tiempo si se trata de alguien que hay que frecuentar por algún motivo y alejarse cuanto antes de esta persona, porque fagocitará cualquier intento de independencia o creatividad de los que los rodean en pos de su conveniencia y sus rígidas ideas.
Ejemplos de estos personajes sobran: Adolf Hiltler, Benito Mussolini, Muhammad Alí, George W. Bush, Fidel Castro, Robert Mugabe, Sadam Husein, etc. Nótese que estos serían personajes con orgullo negativo, es decir, la soberbia.

Del lado del orgullo positivo, también hay ejemplos de personas con este tipo de orgullo: La Madre Teresa de Calcuta, Nelson Mandela, Daisaku Ikeda, Martin Luther King Jr., Lech Walesa, Giuseppe Garibaldi, Jesse Owens, etc.
Aprendamos a manejar el orgullo. Este estado emocional nos puede servir para movilizar nuestra energía para alcanzar nuestros objetivos, siempre y cuando lo hagamos sánamente, sin herir a nadie ni a nosotros mismos. Más orgullo y menos soberbia.


Alessandro D’Amico.
Psicólogo y Coach con formación en Psicodrama y Psicología Deportiva
@alessdamico

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