miércoles, 23 de marzo de 2016

EL VENEZOLANO Y SU PSICOLOGÍA



En Venezuela, el tema de lo que es ser venezolano, ha sido el centro de atención de variados pensadores, tema que ha sido desarrollado desde diferentes perspectivas: históricas, políticas, sociológicas o meramente ensayísticas”. Lo constante de este tema es la transmisión de una imagen muy criticada de nuestra identidad. Aprovechando los resultados de las elecciones, se reedita esta columna y la siguiente para conocernos mejor como venezolanos.
El primer psicólogo social venezolano en estudiar este fenómeno de la identidad nacional venezolana fue José Miguel Salazar en 1983, con su obra “Bases psicológicas del nacionalismo”, donde pone en evidencia que existe una  visión popular negativa de los venezolanos que predomina en nuestra población.
Para entender este tema, debemos remitirnos a la historia de estudios donde se evidencia lo mencionado anteriormente, basándonos en una revisión que Salazar realizó en 2001. Primero, este autor realizó estudios basados en encuestas llevadas a cabo en 1979, 1982 y 1986. Estos consistentemente arrojaron autopercepciones negativas de la gente en el país y fueron realizadas en muestras representativas de la población residente en Caracas. En las mismas, los resultados muestran que consideraron a los venezolanos como flojos e irresponsables, pero al mismo tiempo, hospitalarios, alegres y simpáticos. A su vez, con referencia al país se le consideró, por su mayoría, como atrasado y anárquico, con servicios públicos deficientes, y como rasgo positivo la libertad de expresión. Al mismo tiempo la gran mayoría indicó que le gusta Venezuela, a pesar de sus características negativas.
Segundo, en 1993, Quintero se interesó en la forma en que las imágenes negativas son adquiridas y centra su atención en los niños y en el proceso educativo. A través del análisis de contenido de los textos utilizados en escuelas primarias en Venezuela, Quintero identificó la transmisión de esas imágenes devaluadas. Los resultados evidencian que existe un alto grado de eurocentrismo en estos libros de texto, y una educación colonizadora en las escuelas primarias de Venezuela, que ayudan a crear y reforzar esta autoimagen negativa.
Continuando con esta misma línea de trabajo en ocasión de los quinientos años de la llegada de Colón, Salazar 2001 reporta que se realizaron una serie de investigaciones por profesores de la Universidad Central de Venezuela. Entre ellos cita el trabajo de Banchs en 1992, la cual buscó precisar las representaciones sociales de los venezolanos, indios, negros y españoles, que son los elementos primarios del mestizaje nacional. Estudiando el contenido de las características enumeradas, se concluyó que éstos corresponden a estereotipos históricos en el país: los indios ingenuos, los esclavos negros trabajadores, el arrogante conquistador español. Estos arquetipos o imágenes de los antepasados juegan un papel importante para explicar las características de los venezolanos. La idea crítica para hacer la transición entre estos antepasados arquetípicos y las características presentes es la idea del mestizaje.
Otra investigación fue el estudio de Domínguez de 1993, el cual profundiza en este concepto de mestizaje. Después de obtener una lista de rasgos atribuidos a los venezolanos, le pidió a sus sujetos que identificaran si el origen de estos rasgos pudiese ser atribuido a los antepasados indios, negros o blancos. En las conclusiones de este trabajo “se encontró que los sujetos consideran que los venezolanos, en los aspectos positivos, son alegres por su ascendencia negra y española; inteligentes por su ascendencia española e india; cariñosos y generosos por su ascendencia india” (Salazar, 2001, pp. 124-125). En cuanto a los aspectos negativos “son flojos por su ascendencia india, desorganizados por su ascendencia negra y derrochadores, irrespetuosos de las leyes y violentos por su ascendencia española. Por supuesto que estas atribuciones no corresponden con ninguna evidencia científica, son simplemente imágenes sociales, que no por eso dejan de tener consecuencias importantes” (Salazar, 2001, p. 125).
Además, Montero (1997b), realizó un análisis de contenido de 170 obras publicadas desde 1890 por los pioneros de las ciencias sociales en el país, centrado en la autopercepción de Venezuela y los venezolanos de parte de los autores de esas obras. Se pusieron en evidenciaron rasgos peculiares que nos caracterizan como tales. Luego de un extenso análisis de contenido de investigaciones realizadas en Venezuela y de revisión de documentos históricos, Montero (1997b, p. 114-115) caracterizó estos, siendo los primeros seis negativos y los tres últimos positivos. Estos rasgos constituyen una autoimagen o identidad social negativa, debido a que existe una propensión a tener presentes más rasgos negativos, es decir, que no favorecen en nada la identidad sino que la negativizan hasta el punto en que casi se desaparecen los rasgos positivos. 
Aunado a lo anterior, en 1997 Maritza Montero realizó un análisis de contenido de 170 obras publicadas desde 1890 por los pioneros de las ciencias sociales en el país, centrado en la autopercepción de Venezuela y los venezolanos de parte de los autores de esas obras. Se pusieron en evidencia rasgos peculiares que nos caracterizan como tales. Montero caracterizó estos, siendo los primeros seis negativos y los tres últimos positivos. Estos rasgos constituyen una autoimagen o identidad social negativa, debido a que existe una propensión a tener presentes más rasgos negativos, es decir, que no favorecen en nada la identidad sino que la negativizan hasta el punto en que casi se desaparecen los rasgos positivos:
-Pasividad: Se refiere a una actitud contemplativa integrada por la insensibilidad, la falta de motivación y la inconstancia.
-Incompetencia: Se refiere a la incapacidad de mantener un esfuerzo continuo, perseverante a la hora de llevar a cabo alguna acción concreta; el predominio de las palabras sobre la acción, así como de una imaginación exagerada, la irresponsabilidad, la pereza, la no disciplina y la desorganización.
-Autoritarismo: Se refiere a la sumisión ante los poderosos, la admiración de la fuerza física más que la intelectual, el orgullo, el deseo de mando, el sentido de superioridad para dominar a otros considerados minusválidos, egocentrismo, machismo, fanfarronería y la presencia de ideas mesiánicas.
-Fatalismo pesimista: Se refiere a la creencia en todo lo supersticioso como el destino o el azar, así como también el escepticismo con respecto a las propias capacidades, la desconfianza y la desesperanza consigo mismo.
-Emotividad: Se refiere al desbordamiento incalculable de la pasión, el obedecer a los instintos sin mediación cognitiva, la improvisación, la inconsciencia, apasionamiento, la falta de raciocinio, la turbulencia.
-Carencia de sentido histórico: Es la integración del olvido, la falta de una memoria colectiva histórica, la inestabilidad, la imprevisión, la irreverencia, la fomentación de anti-valores y su desapego con el pasado.
-Generosidad: Integrada por el ser hospitalario, el olvido de ofensas, la calidez con los otros, el don de perdonar fácilmente, la idea de vivir en libertad y la amabilidad casi innata.
-Coraje: Es la integración de la presencia de valentía a toda costa, la capacidad de enfrentarse sin temor y realizar hazañas.
-Igualitarismo: Se refiere a la integración de estas características: la incapacidad de sufrir ultrajes, la ausencia de jerarquías, la igualdad, la tolerancia y la idea de que Venezuela es una sociedad sin clases.
Habiendo visto esta lista de rasgos, es probable que los mismos contribuyan al cuestionamiento de la propia identidad y la autoimagen que se traduce en expresión negativa que denota minusvalía nacional. Según Montero, esto se observa también cuando se estima que probablemente se está en presencia de una identidad que permite a los individuos reconocerse socialmente como miembros de un grupo nacional, pero de una forma negativa. Se trata de un fenómeno que coloca el centro de referencia del sí mismo social, fuera de este sí mismo, y que podría llamarse altercentrismo, el cual se define como un fenómeno de negación social del sí mismo, acompañado de una hipervalorización del otro. Este sería el rasgo opuesto del etnocentrismo, que coloca el centro de referencia en sí mismo, sin negarse, y sin hipervalorizar al otro. Se podría decir entonces que el altercentrismo es otro rasgo que caracteriza al venezolano.
Por último, considero que el rasgo que más sale a la palestra es el de emotividad, donde concordamos con Llorens cuando en su libro “Terapia para el Emperador” argumenta que no tomarnos nada en serio es una virtud venezolana. Nos abre a un mundo interpersonal creativo y afectuoso. Nos hace encontrar aliento en situaciones límite. Le arrebatamos a la realidad su cualidad de implacable. Nos permite reírnos frente al abismo. Nos ayuda a sobrevivir.
A pesar de que estos estudios mencionados anteriormente no están tan actualizados, se considera que estos rasgos se mantienen en la psicología del venezolano. Por supuesto, hay excepciones, como en todos los ámbitos. Pero, a nivel general, la psicología del venezolano la constituyen los rasgos mencionados anteriormente. 
Un estudio más reciente del 2010, nos muestra otra perspectiva. Dicho estudio es de la autoría de Juan Carlos Gómez Rangel. Se titula “Los siete pecados del venezolano” y describe muy bien al venezolano y a su psicología.
Lo primero que debemos entender es que el venezolano es en esencia el producto de la mezcla de las tribus indígenas que poblaron el norte de la América del Sur, de los españoles que lo conquistaron, de los africanos que llegaron como esclavos y de los numerosos viajeros e inmigrantes que, a lo largo de este último siglo, vinieron para quedarse y hacer del país su hogar. La confluencia de todas estas culturas bajo un clima tropical ha dado forma a una manera peculiar de ser, siempre en continuo movimiento, y es la que hoy se hace presente en los habitantes de la Venezuela de hoy.
Se puede afirmar que el venezolano tiene elementos como los siguientes que conforman su forma de ser:
-Impuntualidad: El venezolano es el campeón en el arte de hacer esperar y de ser impuntual. En Venezuela, es común que la gene no llegue a la hora a ningún lugar. El venezolano es tan impuntual que inventó la “hora pico” para definir un tiempo que no se mide por cualquier reloj conocido hasta los momentos. Nuestro abuso del tiempo de los demás es tal que en las invitaciones formales a reuniones sociales no colocamos hora de finalización del evento sino la del comienzo, ya que esto está muy mal visto. Es como decirle a la gente a qué hora se acaba la rumba; es echarlos; y los venezolanos son son particularmente muy sensibles a este tipo de asuntos. Parte de nuestro atraso como pueblo es la absoluta incapacidad que demostramos para presentar nuestras obligaciones en la fecha propuesta, de cumplir horarios estrictos, y encubriendo, como siempre, nuestras faltas en factores externos y que poco tienen que ver con la verdadera razón de nuestra irresponsable impuntualidad.
-Cortoplacismo: Esto es la falta de planificación. Es la falta de visión acerca del futuro de un sistema social, de un grupo humano. Se define como una solución temporar para un problema constante. Es resolver las cosas para salir del paso. Requerimos de satisfacciones inmediatas. No pensamos en el mañana ni en las consecuencias de nuestros actos.
-Amiguismo: Es una aberración del concepto de la amistad. Es una visión tercer mundista y burda de la confianza que obtenemos al contar con el privilegio de ser amigo de alguien y lo utilizamos para obtener un provecho personal, un beneficio temporal.
-Habladera: Siempre que nos encontramos frente a cualquier situación, los venezolanos sentmimos que debemos expresar nuestra muy válida y nunca bien sopesada opinión. Nos impulsa un deseo incontenible de poner nuestro granito de arena sobre cualquier tema en discusión, detentando un catálogo de posiciones, inclinaciones y posturas para cada situación en particular, siempre convencidos de que nuestro aporte contribuya a la solución de determinadas circunstancias de cualquier índole o naturaleza. Los venezolanos soltamos alegremente opiniones que, en muchísimos casos, carecen de fundamento, razonamiento o lógica, dejándonos llevar por nuestros prejuicios y subjetividades.
-Flojera: La flojera representa la debilidad mental de venezolano para convertir el ingenio en cero y despreciar el trabajo pesado y sostenido. La comodidad se abstrae a la facilidad de entendimiento sin necesidad  de expresar palabras. Su fragilidad se acumula formando un escudo que no le permite analizar la información y que conlleva a transformarlo en un echador de cuentos.
-Piratería: Lo que define la piratería es el deseo de aspiración o capricho de apropiarse de lo ajeno, sin el consentimiento de la víctima, mediante la copia, sustracción o posesión personal del bien, la idea o hasta de la propia vida. La espresión mayor de piratería en el venezolano es el hábito de culpar de sus problemas a algún otro.
-Viveza: Esto implica el rompimiento de obligaciones de “no hacer” frente a actividades propias de la vida cotidiana. La viveza es una rebelión contra el orden establecido, contra el sistema impuesto que codifica conductas que, en la mayoría de los casos, implican una actividad molesta o que comporta la erogación de parte de nuestro patrimonio.
Dados estos elementos, es necesario agregar que nuestra psicología como venezolanos la conforman una serie de conductas reforzadas en exceso positivamente y un aparato psíquico donde el Ello emerge más que el Yo y el Super Yo. He aquí la descripción breve en esta entrada del blog de lo que es el venezolano y su psicología. Éxito.

Alessandro D’Amico.
Psicólogo.   

alessandrodamico1@gmail.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario