viernes, 20 de noviembre de 2015

EL OCIO COMO PARTE DE NUESTRA VIDA (I)

Vivimos en un mundo que es cada vez más competitivo. Pareciera importar qué tan aptos somos para un determinado puesto de trabajo, para estudiar en un instituto y cuán estresados vivimos producto del “trabajo duro”. Nos estamos convirtiendo cada vez más en autómatas. Pareciera que no le estamos dando la importancia que merece el tiempo de ocio, que bastante que nos hace falta aprovecharlo.
Pero, ¿qué es el ocio? Basado en la información de la página web http://rferrari.wordpress.com/2008/02/27/percepcion-del-ocio-distintos-aportes-teoricos/, en psicología social se define el ocio como aquella parte del tiempo fuera de la jornada laboral, dedicado a actividades que no tienen relación con el trabajo, tales como: el descanso, la recreación u otras concebidas libremente por el sujeto. Si leemos la definición, observamos que este tiempo no tiene nada que ver con el tiempo invertido en el trabajo. Se debe agregar que tampoco tiene que ver con el tiempo que le dedicamos al estudio en nuestras instituciones o en otros lugares. Es el tiempo libre. Es nuestro tiempo de cultivarnos, de renovarnos, de relajarnos, en fin, de hacer aquello que no podríamos hacer en espacios laborables, o que representen una carga pesada para nosotros.
El ocio se entiende también como todo comportamiento, algo que tiene lugar durante el tiempo libre y que no importa tanto lo que se haga sino cómo se haga. Es una manera de utilizar el tiempo libre mediante una ocupación libremente elegida y realizada, cuyo mismo desarrollo resulta satisfactorio o placentero para la persona.
Conociendo esto, podríamos preguntarnos, ¿pasamos nuestro tiempo libre de manera sensata? Siguiendo contenidos vistos en la página web antes mencionada, encontramos que se han realizado estudios desde varias teorías y enfoques sobre este fenómeno. ¿Cuáles son los resultados? Que para las personas en las sociedad contemporánea es más difícil disfrutar del tiempo libre que del tiempo en el trabajo. Esto lo observamos en personas que se enferman súbitamente durante el período vacacional o que les genera estrés situaciones que se suponen que son de placer como las fiestas, ver una película, ir al teatro, ir a un concierto y las vacaciones. ¿Será que estamos mal preparados para estar ociosos?
La mayoría de las personas que no saben utilizar de forma sensata su tiempo de ocio, suelen perder la motivación y la concentración. Sus pensamientos comienzan a errar y suelen desencadenar estados ansiosos al centrarse en problemas no resueltos. Sus estrategias de evitación más frecuentes están en la línea de buscar fuentes externas que reduzcan esos estados ansiosos: pasar mucho tiempo frente a la computadora, a la televisión, videojuegos en exceso, juegos de azar, relaciones sexuales ocasionales o consumo de drogas ilícitas o lícitas.
Autores como Dattilo y Kleber (1993), proponen un modelo donde hay una asociación entre la autodeterminación y disfrute, que nos puede ayudar con nuestro tiempo de ocio. La autodeterminación es actuar como agente causal en la propia vida para decidir libremente lejos de interferencias externas.
Planificar el tiempo libre es crear las circunstancias para el disfrute. La percepción de libertad para elegir está incluida en la autodeterminación en el ocio. Autores como Mihály Csikzentmihalyi –psicólogo húngaro- hablan del tiempo de ocio de una manera que refleja un alto nivel de implicación psicológica. Una actividad determinada genera disfrute cuando demanda una atención sostenida y produce una respuesta afectiva de placer.
Esta actividad reúne los elementos que señalan los autores antes mencionados (Dattilo y Kleber, 1993; Csikszentmihalyi, 1990, 1997):

-Autodeterminación: Manifestada en la capacidad de elegir
-Motivación intrínseca: Manifestada en el interés, activación y relajación. La motivación intrínseca  no depende de ningún nivel especial de capacidad o habilidad. Por lo tanto cualquiera puede tener interés, activarse o relajarse
-Percepción de un reto manejable: Manifestada en la acción y la conciencia de movimiento. Esto genera el flow (en español, flujo) (Csikszentmihaly, 1990)
-Concentración: Prestamos una atención plena y organizada cuando los objetivos son claros y hay un equilibrio entre retos y habilidades.
-Disfrute: La actividad puede ser tan atractiva que uno se concentra en ella  hasta perder la idea del tiempo.
-Mejorías físicas, cognitivas, emocionales, sociales.

            Está en nosotros, queridos lectores, buscar la forma en qué manejamos nuestro tiempo de ocio. Dicho tiempo es tan preciado como el tiempo que no es de ocio. Esto es así, porque el tiempo de ocio usado de manera sensata nos ayudará a desarrollar todo nuestro potencial como seres humanos. Éxito.

Alessandro D’Amico.
Psicólogo.

@alessdamico

domingo, 1 de noviembre de 2015

EL LIDERAZGO Y EL LÍDER

El liderazgo es la “capacidad que una persona tiene de influir sobre otro o un grupo para la realización de un objetivo en determinada situación” (Hersey y Blanchard, 1986, p. 104 c. p. Noce, 2006, p. 315).
            Habiendo entendido la definición de liderazgo, pasemos a comprender qué es un líder. De acuerdo con Llorens (2012) un líder es alguien que logra ofrecer una visión, alguien que logra proponer una meta con la cual los demás se entusiasman, que logra convocar la fantasía de los demás y que logra que los demás sueñen también con su visión.

De acuerdo con planteamientos del Servicio de Orientación de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela, un líder existe por la buena voluntad, considera la autoridad un privilegio de servicio, inspira confianza, enseña cómo hacer las cosas, le dice a uno: ¡Vamos!, no trata a las personas como cosas y da el ejemplo.
¿Cómo se clasifica el liderazgo? Según la formalidad en su elección:
-Liderazgo formal: Preestablecido por una organización.
-Liderazgo informal: Emergente en un grupo.
Según la relación entre el líder y sus seguidores:
-Liderazgo autoritario: El líder es el único en el grupo que toma las decisiones acerca del trabajo y la organización del grupo, sin tener que justificarlas en ningún momento. Los criterios de evaluación utilizados por el líder no son conocidos por el resto del grupo. La comunicación es unidireccional: del líder al subordinado.
-Liderazgo democrático: El líder toma decisiones tras potenciar la discusión del grupo, agradeciendo las opiniones de sus seguidores. Los criterios de evaluación y las normas son explícitos y claros. Cuando hay que resolver un problema, el líder ofrece varias soluciones entre las que el grupo tiene que elegir.
-Liderazgo liberal: El líder adopta un papel pasivo, abandona el poder en manos del grupo. En ningún momento juzga ni evalúa las aportaciones de los demás miembros del grupo. Los miembros del grupo gozan de total libertad y cuentan con el apoyo del líder solo si se lo solicitan.
Según el tipo de influencia del líder en sus subordinados:
-Liderazgo transaccional: Los miembros del grupo reconocen al líder como autoridad y como líder. El líder proporciona los recursos considerados como válidos para el grupo.
-Liderazgo transformacional o carismático: El líder tiene la capacidad de modificar la escala de valores, las actitudes y las creencias de los seguidores.
 -Liderazgo en el trabajo: En los negocios se evalúan dos características importantes en sus ejecutivos con la intención de verificar la capacidad de dirección que estos posean, por un lado la aptitud y por otro la actitud.


¿Cuáles serían las claves para desarrollar un liderazgo esencial? Incrementar el conocimiento sobre uno mismo, aprender a desaprender para descubrir y ampliar los verdaderos límites, vivir nuevas formas de relación y aplicar la experiencia a la propia realidad profesional. A su vez, desarrollar características y valores de un buen líder:
Caracterísitcas:
Ø  Carisma
Ø  Poder de convencimiento
Ø  Seguridad en sí mismo
Ø  Buen desenvolvimiento individual y grupal
Ø  Ser crítico y autocrítica
Ø  Tener buen léxico
Ø  Ser honesto
Ø  Flexibilidad
Ø   poder de adaptación
Ø  Ser modelo
Ø  Creativo
Ø  Trasmitir confianza
Ø  Proyectar imagen positiva
Valores de un Líder:
ü  Autoestima
ü  Amor
ü  Honestidad
ü  Respeto
ü  Responsabilidad
ü  Seguridad
ü  Justicia
ü  Humilde
ü  Confianza
ü  Imparcial
ü  Autentico

Alessandro D’Amico.
Psicólogo y Coach con formación en Psicodrama y Psicología Deportiva
@alessdamico


domingo, 18 de octubre de 2015

¿QUÉ ES Y PARA QUÉ NOS SIRVE EL ORGULLO? (II)

  De acuerdo con el portal web http://psicologia-malenalede.blogspot.com/2009/05/el-orgulloso.html, un ser orgulloso es aquel que tiene un alto concepto de sí mismo y confía en todo lo que hace porque tiene la certeza de que puede hacer todo bien y que no hay nadie mejor que él.
Sentirse orgulloso de sí mismo por algo que se hizo bien es saludable, siempre y cuando ese orgullo no se transforme en soberbia y esa persona se crea que es un Dios que nunca se equivoca y que el resto de la gente es pura basura.
Tener confianza en sí mismo es positivo pero tenerla en exceso puede limitar al Ser Humano a llegar hasta ahí y no intentar nada nuevo. Es allí donde la persona se vuelve soberbia.
La persona soberbia no escucha. Siempre habla ella y minimiza el aporte de los demás. Es la que pasa primero, habla primero, se ubica primero tratando de hacerse ver y decir lo que tiene que decir porque cree que es lo mejor.


           La persona soberbia se siente imprescindible y no confía en nadie más que en ella misma. Es el que tiene la familia perfecta, los hijos perfectos, la mejor casa, el que eligió el mejor auto, la mejor mujer, y el que tiene el mejor trabajo y el sueldo más alto.
La persona soberbia no acepta el aporte de los demás, descarta cualquier sugerencia sólo porque no se le ocurrió a ella.
Ese exceso de orgullo que no permite que analice lo que hace ni que pueda optimizar su acción, lo lleva a estancarse y a no evolucionar.
Es importante poner el esfuerzo para conseguir la excelencia, porque la búsqueda de la perfección es para los mediocres que tienen todas las respuestas y se quedan en los detalles.
La persona soberbia se aferra a una postura y la defiende a muerte, sin márgenes para el error o las correcciones. Es el sabelotodo que se adhiere a utopías ya hechas para no adjudicarse a si mismo sus fracasos y es el que se identifica con todo lo que tiene.
Porque la persona soberbia vive pendiente de las apariencias y necesita estar primera, sentirse que ocupa el primer lugar, y que tiene lo que hay que tener para pertenecer a la clase que justifica plenamente su orgullo.

Es mejor detectar esta falla de la personalidad a tiempo si se trata de alguien que hay que frecuentar por algún motivo y alejarse cuanto antes de esta persona, porque fagocitará cualquier intento de independencia o creatividad de los que los rodean en pos de su conveniencia y sus rígidas ideas.
Ejemplos de estos personajes sobran: Adolf Hiltler, Benito Mussolini, Muhammad Alí, George W. Bush, Fidel Castro, Robert Mugabe, Sadam Husein, etc. Nótese que estos serían personajes con orgullo negativo, es decir, la soberbia.

Del lado del orgullo positivo, también hay ejemplos de personas con este tipo de orgullo: La Madre Teresa de Calcuta, Nelson Mandela, Daisaku Ikeda, Martin Luther King Jr., Lech Walesa, Giuseppe Garibaldi, Jesse Owens, etc.
Aprendamos a manejar el orgullo. Este estado emocional nos puede servir para movilizar nuestra energía para alcanzar nuestros objetivos, siempre y cuando lo hagamos sánamente, sin herir a nadie ni a nosotros mismos. Más orgullo y menos soberbia.


Alessandro D’Amico.
Psicólogo y Coach con formación en Psicodrama y Psicología Deportiva
@alessdamico

miércoles, 16 de septiembre de 2015

¿QUÉ ES Y PARA QUÉ NOS SIRVE EL ORGULLO? (I)
Según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra “orgullo” significa arrogancia, vanidad o exceso de estimación propia, que muchas veces puede ser disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas. A nivel genérico, suele referirse a la valorización del Yo sobre los deseos y los logros de los otros, con lo que resulta lo opuesto a la humildad. Pero, ¿por qué se ve con connotación negativa el orgullo? El problema es que se ha confundido el orgullo con la soberbia. La soberbia es según este mismo diccionario el apetito desordenado de ser preferido a otros. Hay autores que la llaman “hubris” o “hybris”.


Según el portal http://www.worldlingo.com/ma/enwiki/es/Hubris, este es un término usado actualmente para indicar orgullo, confianza en sí mismo o arrogancia, a menudo dando por resultado la recompensa fatal. En la antigua Grecia, los hubris se refirieron a las acciones que, intencionalmente o no, humillaban a una víctima, y con frecuencia al autor de un crimen también. La palabra también fue utilizada para describir a los que se consideraban más importantes que los dioses ellos mismos. Al intentar entender esto del hubris, debemos centrarnos en la definición sí mismo. Es un sentido del orgullo exagerado de uno mismo. Hay dos tipos de orgullo: 1) Orgullo alfa (Orgullo dentro del uno mismo), descrito como comportamiento que refleja la expresión menos emocional. El orgullo alfa se refiere a sensaciones de la satisfacción interna más que a las expresiones exteriores; 2) Orgullo beta (Orgullo en comportamiento), descrito como un comportamiento que contribuye a los hubris negativamente. El orgullo beta, en contraste con orgullo alfa, es más una expresión emocional. Las expresiones emocionales se piensan a menudo como los actos comunicativos tratados hacia otra persona, más que reflexiones directas de un estado mental subyacente.
En el Diario La Nación, de Argentina, describen estudios de Jessica L. Tracy, de la Universidad de la Columbia Británica, y Richard W. Robins, de la Universidad de California, lo cuales reportan que los niños experimentan orgullo por primera vez a partir de los dos años y medio, sugieren los estudios, y lo reconocen a los cuatro años. El mismo artículo reporta que en otro estudio realizado en 2008, la doctora Tracy y David Matsumoto, psicólogo de la Universidad Estatal de San Francisco, analizaron las respuestas espontáneas al ganar o perder una competencia de judo en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2004. Estos científicos hallaron que las expresiones de orgullo después de la victoria eran similares en atletas de 37 naciones, incluidos los competidores ciegos, muchos de ellos de nacimiento.  Al respecto, Tracy menciona que el orgullo "Es una emoción autoconsciente, que refleja cómo uno se siente sobre sí mismo, y es un importante componente social. Es la señal de estatus más fuerte que conocemos de entre las emociones; más poderosa que una expresión de felicidad o de satisfacción." Los investigadores tienden a dividir el orgullo en dos categorías: 1) El orgullo auténtico, que surge de logros reales, como criar a un niño difícil o crear una compañía y 2) El orgullo arrogante, el cual está más cerca de la arrogancia o del narcisismo, y es un orgullo sin un fundamento sustancial. Algunos autores los denominan orgullo alfa y orgullo beta, respectivamente.


¿Tiene alguna importancia el orgullo en nuestra vida? Es bueno saber que el orgullo es un sentimiento agradable que resulta de una autoevaluación positiva. El orgullo implica placer regocijado y una sensación de la realización. El orgullo se asocia generalmente a comportamientos sociales positivos tales como ayudar a otros y a la promoción exterior. Según Bagozzi y sus colaboradores, orgullo puede tener las ventajas positivas de realzar creatividad, productividad, y altruismo. Los gestos que demuestran orgullo pueden implicar una elevación de la barbilla, de las sonrisas, o de los brazos en caderas para demostrar la victoria. (http://www.worldlingo.com/ma/enwiki/es/Hubris). El hecho de que nosotros proyectemos orgullo puede hacer algo más que ayudar a manejar las impresiones de los otros, según el artículo de La Nación. Allí reportan que los psicólogos han observado que llevar una cara feliz o triste puede tener efecto sobre cómo se siente la misma persona: sonría y quizá se sienta más feliz. Lo mismo es mayormente cierto con las expresiones de orgullo. El mismo artículo reseña que en un estudio realizado en 2008, investigadores de Northwestern University hallaron que inducir un sentimiento de orgullo en las personas que resolvían rompecabezas espaciales los motivaba a tratar con mayor esfuerzo cada vez que fracasaban. Concordando con La Nación, orgullo, en resumen, engendra la perseverancia. Aún, sin importar cuánto orgullo se pierda antes de una caída, será aún más útil después de que éste se produzca.
Alessandro D’Amico.
Psicólogo y Coach con formación en Psicodrama y Psicología Deportiva

@alessdamico

domingo, 23 de agosto de 2015

LA PERSONALIDAD COMO FACTOR QUE MODIFICA LA CONDUCTA EN EL DEPORTE

       Los factores que influyen en la conducta en el deporte suelen ser varios. La personalidad es uno de ellos. Según Samulski (2006), existe un consenso de que la personalidad se constituye de diferencias interindividuales. Se puede definir la personalidad como “es el conjunto de todas las características que hacen que cada persona sea una persona única” (Weinberg y Gould, 1999, p. 26 c. p. Samulski, 2006, p. 60).

            La estructura básica de la personalidad está dividida en tres niveles, los cuales se integran entre sí (Samulski, 2006):1) Núcleo psicológico: En este nivel se encuentran las actitudes, los valores, los motivos, los intereses, los pensamientos y las creencias sobre la propia persona; 2) Respuesta típica: En este nivel se encuentran las respuestas que representan una forma de cómo aprendemos a adaptarnos a un medio ambiente y cómo generalmente respondemos  a los estímulos ambientales y sociales; 3) Comportamiento social: Cómo un individuo se comporta en el contexto social depende de cómo éste percibe una situación social y el papel social en dicha situación. Diferentes situaciones exigen diferentes papeles sociales (padre, madre, técnico, árbitro, etc.). Al integrar estos niveles, el núcleo psicológico presenta una estructura intensa y constante de la personalidad. En cambio, el comportamiento social presenta una estructura externa y dinámica de la personalidad. Por otro lado, las respuestas típicas ejercen una función intermediaria.
¿Cuáles es la relación entre deporte y personalidad?
            Dicha relación se representa por tres hipótesis, las cuales son:
-Hipótesis de selección: Se considera al deporte como un factor de selección. Individuos con determinada estructura de personalidad se interesan por disciplinas deportivas específicas. Según esto, existe una mejor adaptación de las estructuras de la personalidad o del perfil de exigencias de las modalidades deportivas. Por ejemplo, “las personas orientadas para el rendimiento se dedican a los deportes competitivos y las personas agresivas se interesan por el boxeo y las personas introvertidas por los deportes individuales” (Samulski, 2006, p. 64).
-Hipótesis de la socialización: Se considera al deporte como un factor de socialización. La actividad deportiva influye  en la personalidad y en su desarrollo de una forma específica. Por ejemplo, “altera la motivación para los rendimientos, los comportamientos agresivos, el papel de la mujer, el liderazgo y la comunicación social” (Samulski, 2006, p. 65).
-Hipótesis de la interacción: “Los procesos de selección y de socialización se influencian de forma recíproca” (Samulski, 2006, p. 65). Por ejemplo, el boxeador agresivo por naturaleza se torna más agresivo practicando ese deporte, el deportista de alto nivel mejora su desempeño en la práctica de deportes competitivos y el deportista de deportes colectivos se vuelve más extrovertido en las prácticas (Samulski, 2006).
            ¿Qué distingue una personalidad deportista de una no deportista? Para responder, Samulski (2006) menciona que en 1971 Ogilvie y Tutko investigaron a 1500 deportistas de diferentes niveles de rendimiento en Estados Unidos, y obtuvieron que los deportistas se caracterizan por poseer las siguientes características de personalidad (p. 66): Son motivados para el rendimiento y revelan una tendencia para establecer metas exigentes y realistas para sí y para otras personas, son personas muy organizadas y disciplinadas, con una gran disposición para el liderazgo y capacidad de comunicación social, disponen de una elevada capacidad de autocontrol, de resistencia psíquica, de autodominio, de control emocional y de elevada tendencia de comportamiento agresivo.
            En 1970, Kane encontró que “los sprinters" y los lanzadores son más extrovertidos que los deportistas de medio fondo” (Samulski, 2006, p. 68). Es decir, “todo parece indicar que la introversión aumenta en la medida que la distancia aumenta. Los corredores de maratón son, en su mayoría, introvertidos. Las diferencias más claras surgen en comparaciones entre modalidades deportivas individuales y colectivas” (Samulski, 2006, p. 68).

            Finalmente, en 1971, Ogilvie y Tutko encontraron que los deportistas de las modalidades individuales tienden más a ser introvertidos (Samulski, 2006). Son menos motivados para contactos sociales, presentan un nivel más alto de agresividad, parecen más creativos que los deportistas de modalidades colectivas. Los últimos tienden más para la extroversión y son más motivados a establecer contactos sociales. A su vez, se encuentran diferencias en las disciplinas deportivas. Por ejemplo, “los corredores de automóviles tienen alta capacidad de percepción y anticipación, controlan mejor sus emociones, son más introvertidos y sienten menos miedo en situaciones de peligro que la media de los deportistas” (Samulski, 2006, p. 69).

Alessandro D'Amico
Psicólogo y Coach con formación en Psicodrama
@alessdamico




REFERENCIAS
Kane, J. E. (1970). Personality and physical abilities. In Kenyon, G. S. Contemporary psychology of sport. Chicago, Illinois, U.S.A., 131-141.
Olgive, B. & Tutko, T. (1971a). Sport: if you want to build character try something else. Psychology today, 10, 61-63.
Olgive, B. & Tutko (1971b). Problem athletes and how to handle them. London, England: Pelham
Samulski, D. (2006). Psicología del deporte. Manual para Educación Física, Psicología y Fisioterapia. Volumen 1. Armenia, Colombia: Kinesis.
Weinberg, R. & Gould, D. (1999). Psychological foundations of sport and exercise psychology. Champaign, Illinois, U.S.A., Human Kinetics.

lunes, 10 de agosto de 2015

EL PODER DE LAS EMOCIONES

          Cada día solemos actuar de acuerdo con las circunstancias. Se nos presentan diversos estímulos a los cuales reaccionamos está dirigida desde una emoción.
            ¿Qué es una emoción? Podríamos definirla, según Deci, como una reacción a un estímulo. Esto involucra cambio en las vísceras y en la musculatura de una persona.
            Esto es experimentado subjetivamente en maneras específicas a través de cambios faciales y tendencias de acción, las cuales pueden energizar conductas subsecuentes.
            A su vez, Kleinginna y Kleinginna definen la emoción como un conjunto complejo de interacciones entre factores objetivos y subjetivos, mediados por sistemas neurales u hormonales, los cuales pueden:

a)   Dar aumento a las experiencias afectivas tales como los sentimientos de activación, placer/displacer;
b)   Generar procesos cognoscitivos;
c)     Activar ajustes fisiológicos ampliamente conocidos a las condiciones en aumento;
d)   Conducir a conducta que es a menudo, pero no siempre, expresiva, dirigida a una meta y adaptativa.

            Esto quiere decir, que las emociones son necesarias para la vida. ¿Quién las regula en nosotros? Las regula la amígdala, la cual es una estructura muy pequeña, ubicada en el lóbulo temporal de nuestro cerebro. Cuando a una persona le extirpan la amígdala, está carente de emociones.

            ¿Qué funciones ejercen las emociones? Las emociones ejercen dos funciones básicas:

a)   La función de orientar, organizar y controlar las acciones;
b)   La función energética y de activación.

Las emociones básicas son el miedo, la alegría, la tristeza y la ira. Las dos primeras son positivas y las segundas son negativas. De estas emociones se derivan las más complejas como la frustración, la rabia, la felicidad, la dicha, el orgullo, la decepción y
Fredickson describe las emociones positivas como marcadores del funcionamiento óptimo y argumenta que cultivar las emociones positivas es una manera de promover crecimiento psicológico y salud física. Por el contrario, las emociones negativas tendrían un efecto contrario.
La misma autora propone que las emociones positivas amplían los repertorios pensamiento-acción de las personas y construyen recursos personales perdurables. Las emociones negativas restringen las opciones –son de pelea o huída. Las emociones positivas no provocan una respuesta específica; muchas acciones son posibles y atractivas.
En todos los ámbitos debemos tomar en cuenta las emociones. En el ámbito empresarial, son claves para que seamos productivos en el trabajo. En el área deportiva, son necesarias para alcanzar el máximo rendimiento y la victoria en las competencias. En la familia, son claves para llevar una vida pacífica, con herramientas para la resolución de conflictos y la armonía del hogar. En la escuela, un docente es un modelo a seguir que debe canalizar las emociones propias y las de sus estudiantes. Y así sucesivamente en otros ámbitos debemos tomar en cuenta las emociones.
            Nosotros como seres humanos, necesitamos reconocer las emociones, darnos cuenta de cuáles emociones influyen en nuestro resultado positiva o negativamente. Y luego debemos aprender cómo afrontar estas emociones.
            Mientras más se intenten reducir las emociones negativas, estas se vuelven más fuertes. Es mejor no pelear con ellas, sino más bien aceptarlas, afrontarlas y convertirlas en emociones positivas.
            Para ser mejores ciudadanos, debemos canalizar nuestras emociones. Por no canalizarlas ocurren las tragedias humanas como atracos, maldades y otras conductas consideradas al margen de la ley.
            En los momentos de estrés, debemos respirar profundo, para poder vivir nuestra vida de manera plena y feliz.
            El éxito de ser mejores personas, queridos lectores, radica en el control de las emociones y su adecuada canalización. ¿Cómo se canalizan? No sólo respirando profundo, sino utilizando el humor como mediador de los conflictos y evaluar las circunstancias del ambiente que nos rodea. Éxito.
Alessandro D’Amico.

Psicólogo y Coach con Formación en Psicodrama 
@alessdamico

miércoles, 29 de julio de 2015

¿POR QUÉ LE TENEMOS MIEDO A LO DESCONOCIDO?

            Pareciera que lo conocido es lo mejor, según algunas personas. El miedo a lo desconocido es una situación presente en nuestra vida cotidiana. Se puede observar en frases como “Mejor malo conocido que bueno por conocer”, donde se evidencia dicho miedo. Basándonos en el texto de Wayne Dyer “Tus zonas erróneas”, tratamos el tema de hoy. De acuerdo con este autor, a nosotros nos educan desde pequeños para que seamos cautelosos, estimulando la prudencia y la precaución a expensas de la curiosidad; la seguridad a expensas de la aventura. Frases como “Evita lo dudoso”, “Permanece en las áreas que conoces”, “No te aventures jamás en lo desconocido” pueden convertirse en barreras psicológicas que entorpecen de muchas formas diferentes la realización personal y la felicidad en el momento presente.

            Muchísimas personas asocian lo desconocido con el peligro. Piensan que el propósito de la vida es ir siempre a lo seguro y que deben saber siempre a dónde van.
            Según Dyer, a lo largo de la vida, escuchamos los mensajes culturales de la seguridad. Empiezan en la familia y luego los educadores los refuerzan. El niño aprende a evitar todo lo que sea experimentación y la sociedad le apoya en todo lo que pueda hacer para evitar lo desconocido. Se pululan mensajes como “No te pierdas”, “Conoce las respuestas apropiadas”, “Quédate con la gente como tú”, etc.
            Una vez comprendido esto, es necesario internalizar que toda la gama de experiencia humana es nuestra y podemos disfrutarla si decidimos aventurarnos en territorios que no nos ofrecen garantías. Veamos a las personas que son consideradas como genios y que fueron espectacularmente eficientes y positivas durante su vida. Ellos fueron pioneros que se aventuraron en nuevos e inciertos territorios. Eran personas como nosotros, apartadas de los demás sólo porque estaban dispuestas a atravesar áreas donde los demás no se atrevían a poner pie. Tenemos la opción de poder mirarnos a nosotros mismos con ojos nuevos y abrirnos a nuevas experiencias que nunca llegamos a pensar que podrían estar dentro de nuestras posibilidades como seres humanos.
          De acuerdo con Dyer, el abrirnos a nuevas experiencias implica abandonar totalmente la noción de que es mejor tolerar lo que nos es familiar que trabajar para cambiarlo porque el cambio está cargado de inseguridades. De hecho tenemos mejores posibilidades de evitar colapsos psicológicos si eliminamos la rutina cotidiana de nuestra vida.
            La resistencia a probar nuevas experiencias, la rigidez, los prejuicios, el miedo al fracaso y el perfeccionismo son subtítulos normales en esto que llamamos el miedo a lo desconocido. Pero, lo curioso es que lo conocido es el lugar donde se produce el crecimiento. Tanto para la civilización como para el individuo.

            ¿Qué podemos hacer para enfrentarnos con lo desconocido y lograr comprenderlo de forma sana? Concordando con Dyer, podemos:
-Hacer un esfuerzo por probar cosas nuevas, aunque sintamos la tentación de quedarte con lo conocido.
-Intentar entablar relaciones con personas que tengan puntos de vista distintos a los nuestros.
-No necesitar tener un motivo o razón para hacer todo lo que hacemos. Podemos hacer lo que hemos decidido hacer simplemente porque así lo deseamos.
-Arriesgarnos a hacer cosas que nos saquen de la rutina.
-Correr algún riesgo que puede implicar una tormenta emocional pero que también puede significar una experiencia intensamente gratificante para nosotros.
-Dirigirnos a nosotros mismos la siguiente pregunta, cada que nos demos cuenta de que estás evitando lo desconocido: “¿Qué es lo peor que me puede pasar?”. Probablemente veremos que el miedo a lo desconocido es completamente desproporcionado con la realidad de las consecuencias.
-Hacer cosas que antes evitábamos por encontrarlas tontas o que siempre hemos rechazado con la frase “Simplemente yo no valgo para esto”.
-No prestarle atención al “qué dirán”. Consideremos que nuestras capacidades para realizar algo no son ni mejores ni peores, sino simplemente diferentes a las de los demás.
- Considerar que lo opuesto al crecimiento es la igualdad o monotonía y la muerte. Así pues, si queremos, podemos tomar la decisión de vivir cada día de una manera diferente siendo espontáneos y vitales, o podemos temer a lo desconocido y permanecer igual, siendo los mismos de siempre, psicológicamente muertos.
La vida es una sola. Aprovechémosla al máximo. Éxito.
Alessandro D’Amico.
Psicólogo y Coach con formación en Psicodrama

@alessdamico